
El colectivo (o el «bondi», como lo llama cariñosamente el lunfardo porteño) es mucho más que un medio de transporte: es un invento argentino que nació de una crisis y se convirtió en el corazón del movimiento urbano.
El Nacimiento del «Taxi Colectivo» (1928)
Todo comenzó en el Buenos Aires de 1928. El transporte público estaba dominado por los tranvías y los primeros subterráneos, dejando a los taxistas en una situación económica precaria. Los viajes individuales en taxi ya no eran negocio.
Ante la crisis, un grupo de taxistas se reunió en el Café La Montaña, ubicado en el barrio de Floresta (Av. Rivadavia y Lacarra), y concibió una idea revolucionaria:
- Recorrido Fijo: Dejar de circular sin rumbo y establecer una ruta predeterminada (el primer trayecto unió Floresta con Plaza de Mayo).
- Tarifa Compartida: Permitir que subieran varios pasajeros desconocidos a la vez, dividiendo el costo total del viaje.
Así nació el «Auto-Colectivo». Un taxi con un cartel de destino fijo que permitía viajar por una tarifa mucho más barata. La palabra clave era «colectivo» porque era un viaje en común. El servicio fue un éxito inmediato, a pesar de la resistencia inicial de las empresas de tranvías.

La Época de la Fantasía y la Artesanía (Décadas del ’30 al ’50)
Con el éxito del invento, los taxistas empezaron a modificar sus vehículos, generalmente chasis de camiones Ford o Chevrolet, para aumentar la capacidad de pasajeros.
- La Transformación Artesanal: Cada empresario de línea competía por atraer pasajeros, no solo por la velocidad, sino por el aspecto del vehículo. Las carrocerías se volvieron verdaderas obras de arte artesanal: tapizados de lujo, detalles cromados, ventanillas bajas y, sobre todo, un diseño extravagante y colorido que diferenciaba a cada línea. Sus fotos antiguas seguramente capturan la belleza única de estos vehículos.
- La Época de las Líneas: En 1932, el gobierno porteño reguló el servicio y creó las primeras líneas de colectivo con sus números de identificación. Las líneas eran operadas por cooperativas o pequeñas empresas familiares de ex taxistas.
- El Boleto a Bordo: Durante décadas, la imagen icónica era la del colectivero (el conductor) que, con asombrosa habilidad, manejaba, daba cambio y cortaba el boleto, todo al mismo tiempo.

La Era Mercedes-Benz y el Formato Clásico (Décadas del ’50 al ’90)
A partir de 1950, la flota de colectivos se uniformó casi por completo con los robustos chasis de camión de Mercedes-Benz. El colectivo adquirió su forma clásica, de frente redondeado y motor frontal. El colectivo, tal como lo conocieron varias generaciones, se consolidó.
En esta época se popularizó el apodo de «bondi», una palabra que proviene del portugués bonde (tranvía), que llegó al lunfardo a través de los inmigrantes y terminó adoptándose para este nuevo medio de transporte masivo.

Modernización y Sube (Siglo XXI)
Las últimas décadas trajeron la modernización y, con ella, la desaparición del boleto de papel:
- La Desaparición de las Monedas: Hasta principios del 2000, era común ver a los pasajeros hacer malabares para pagar con monedas exactas. Esto terminó con la implementación del Sistema Único de Boleto Electrónico (SUBE) a partir de 2009.
- El Metrobus: La construcción de carriles exclusivos (Metrobús) en las principales avenidas cambió la fisonomía de la ciudad, acelerando los viajes en colectivo.
- La Nueva Flota: Los colectivos modernos pasaron a tener motor trasero y aire acondicionado, perdiendo el motor frontal clásico.
A pesar de los cambios tecnológicos, el colectivo sigue siendo el medio de transporte más utilizado en Buenos Aires, conservando ese espíritu pionero de ser un servicio colectivo creado por y para la gente.