Villa Gesell: La Epopeya de las Dunas y el Nacimiento de un Bosque


El «Loco de los Médanos» y la Tierra de Nadie (1931-1940)

En 1931, las tierras que hoy ocupa Villa Gesell eran un vasto y hostil desierto de dunas «vivas» y móviles. Estos médanos indomables, impulsados por el fuerte viento salino, se desplazaban más de treinta metros al año, haciendo imposible cualquier tipo de asentamiento. Era, literalmente, una «tierra de nadie», un sobrante de campo que los estancieros habían desafectado.

Es en este escenario desolador donde aparece el protagonista de nuestra historia: Carlos Idaho Gesell (1891-1979), hijo del economista alemán Silvio Gesell y un exitoso empresario, dueño de la famosa Casa Gesell, dedicada a artículos para bebés.

Carlos Idaho Gesell fundador de la Villa que lleva su apellido.

Motivado por un espíritu aventurero y un deseo de forestar, Gesell adquirió 1.643 hectáreas de arena pura con 10 kilómetros de costa. Su proyecto inicial era crear una plantación maderera. Todos lo consideraron un iluso o, peor aún, «el loco de los médanos».

  • 14 de diciembre de 1931: Se considera la fecha de fundación, al comenzar la construcción de la «Casa de las Cuatro Puertas», su primera vivienda. El diseño con cuatro entradas era una necesidad para asegurar siempre un acceso libre, ya que las dunas amenazaban con sepultar el hogar. Hoy es el Museo y Archivo Histórico Municipal.
La Casa de las 4 Puertas

Gesell se enfrentó a un desafío monumental: la arena no tenía los nutrientes necesarios y el viento destruía todo a su paso. Tras años de fracasos y de que un experto alemán determinara que era imposible, Gesell experimentó por su cuenta. Descubrió que la clave estaba en la Acacia y en el trébol Melilotus Alba, que fijaban el nitrógeno en la arena. De esta manera, las acacias servían como «madres protectoras» para que finalmente pudieran crecer los pinos y otras especies.

Del Pinar al Balneario «De Amigo a Amigo» (1940-1960)

El éxito de la forestación le llevó más de una década de trabajo incesante. Recién en 1937, Gesell se instaló definitivamente con su familia en la Villa, que aún era un pinar en crecimiento.

La escasez de dinero en la década de 1940 impulsó a Gesell a construir su primer alojamiento turístico: el pequeño chalet «La Golondrina».

  • Los Primeros Turistas: El empresario suizo Emilio Stark y su familia fueron los primeros en alquilar «La Golondrina». Stark, encantado con la tranquilidad del lugar, trajo a otros amigos. Así nació el famoso lema que promovió a Villa Gesell durante años: «El balneario que se recomienda de amigo a amigo», ya que Carlos Gesell jamás pagó publicidad.
  • La Visión Única: Gesell no quería una copia del turismo masivo de Mar del Plata o el elitista de Pinamar. Soñó con un balneario simple, natural y despojado, orientado a la clase media y a la juventud, donde se valorara la vida al aire libre y la naturaleza.
  • El Desarrollo Pionero: Se construyó el primer almacén de ramos generales, la estafeta postal, y una usina. A fines de los 40, la Villa ya contaba con una población estable, camino de acceso desde la Ruta 11 y los primeros hoteles. Era un lugar donde la gente andaba descalza y la iluminación nocturna requería el uso de linternas.
La Playa en la década del ´50 a la altura del Paseo 104.

Crecimiento y la Era Joven (1960 en adelante)

A partir de los años 60, Villa Gesell consolidó su identidad. Se convirtió en un polo de atracción para la cultura joven y el movimiento hippie de Argentina. El famoso «Juan Sebastián Bar» fue una cuna para el rock nacional, viendo nacer a bandas como Los Beatniks.

La década de los 70s en Villa Gesell

Tras el fallecimiento de Carlos Gesell en 1979, la ciudad continuó su vertiginoso crecimiento. La forestación y el loteo permitieron una gran expansión edilicia, convirtiendo al «pueblo de los médanos» en la importante ciudad turística que conocemos hoy, conservando aún el espíritu de su fundador en el Pinar del Norte, corazón histórico de la Villa.

Las fotografías son testigos silenciosos de esta épica. Muestran los primeros chalets rústicos, las calles aún de arena, los turistas pioneros y el imparable avance del bosque sobre las dunas.